Somos albañiles. Construimos empleando materiales; y nuestras manos. Y eso es lo que ofrecemos: nuestras manos; y nuestro pensamiento.

Porque nuestras manos piensan.

Piensan porque les han enseñado otras manos que pensaban, y mucho. Manos que solucionaban problemas; manos que pensaban cómo poner un ladrillo al lado del otro y lo que esto significaba; manos que tomaban el tiempo necesario para pensar antes de hacer. Y por eso hacían las cosas bien.

Y nuestras manos, arraigadas en la Tradición, hacen las cosas bien porque piensan bien.

Y porque piensan, se adaptan; y lo hacen rápidamente, tan rápido como trabajan al saber pensar, porque les han enseñado a hacer bien las cosas. Se adaptan a cada obra y cada tecnología, y les encantan las novedades e incluso ir por delante.

A nuestras manos les encanta crear, construir, porque saben pensar.